No le tengo miedo
a tus armas
ni le tengo miedo
a tu victoria,
no temo al destino
ni a lucifer
ni al desatino
del joven enamorado
que hace locuras
sin medir las consecuencias.
No temo a la ciencia
ni a la discrepancia
ni a la pobreza
ni a la abundancia
ni a la avaricia
ni a la desgracia,
solo una cosa
me atemoriza
Dios me proteja
del orgullo herido.
No hay nadie
más peligroso
ni más dañino
que un orgulloso herido.
Vas a comparar a mis vecinos con el Adriá ese
Hace 12 años
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