Perro, come perro
en la zona liberada,
pinguino come pinguino,
koala come koala
pero también come gato,
por comer no deja nada,
todo bicho que camine
o muta o es parrillada.
Vivimos en una selva
de política arrasada
¿Quien le pone
el cascabel al monstruo?
si detrás vienen bandadas.
Engendros de todo pelaje,
que aletean y rebuznan,
con sus graznidos se turnan
para llegar a las urnas,
deberían de llamarse
muliñandupelicascariplumas.
Extraños animales políticos,
que mutan, nacen, y mueren
y en algunos casos pueden
a sí mismos recrearse,
procrearse, alianzarse,
maridarse, sin amarse
para luego separarse
sin jamás haber nacido.
De piedad extienda el manto
toda entera la nación,
ante tanto hibrido clón,
nacido en la opsición,
tan sólo por oponerse,
y al fin comprobar mañana
que aquella frase borgiana
carece ya de valor
quien nos una sea el amor,
que no lo haga el espanto.
Análogas alimañas
en su forma de mamar,
pero de historia carente,
tan sólo la muy reciente
unión entre divergentes,
que hasta ayer asaz se odiaban
así el engendro en cuestión,
no es chicha ni es limonada.
Y a la hora de arribar
al gobierno única meta
devorandose a sí mismos
cual míticos catoblepas
¡Triunfas tú! Mezquindad
que en sus entrañas acechas.
Aguante la marañaza
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